martes, 11 de abril de 2017

"La escritora", por Carmen Conde.

Lucrecia Vázquez trabaja como «negra» literaria para una gran editorial y convive como puede con el síndrome de Tourette, que le provoca multitud de tics. De inteligencia brillante y personalidad muy compleja, ha construido un mundo a su medida dentro de las cuatro paredes de su apartamento de Barcelona, del que apenas sale.

Cuando la escritora de best sellers Dana Green aparece muerta en un pueblecito del Montseny, la policía descubrirá pronto que Lucrecia iba a reunirse con ella para escribir el nuevo libro de la famosa novelista, que en el momento de su muerte estaba sumida en una profunda crisis creativa.

Dana Green ha sido asesinada de una manera espantosamente cruel. ¿Es posible que sea obra de algún perturbado? ¿O hay que buscar al culpable mucho más cerca? Convertida en sospechosa, Lucrecia tendrá que demostrar que el asesino no tiene nada que ver con ella. ¿O tal vez sí…?

Hace un par de días que terminé de leer “La escritora” y aún no he terminado de digerirla. Normalmente, cuando me siento a reseñar una novela, tengo claro qué quiero destacar de ella, qué me ha gustado más y qué menos, y a eso me limito. Pero en este caso, tengo la duda de si he entendido como debía el propósito y el tono de esta historia. Intentaré recoger aquí mis sensaciones, lo que a mí me ha transmitido, aunque si estás leyendo esto, debes saber que te arriesgas a que yo no haya entendido absolutamente nada y mi percepción sea errada de principio a fin.

Y es que en este caso en particular, siento que la forma en que el lector decida leer la novela será clave en su disfrute. Quizá al inicio yo esperaba una novela negra al uso, y aunque comparte con ella los ingredientes propios del género, a “La escritora” le falta querer ser eso mismo. Los crímenes que ocurren, el romance que se va gestando, incluso sus personajes, resultan tan excesivos que es difícil tomárselos en serio. Y ahí es donde te das cuenta de que todo es una enorme ironía, de que esta novela negra pretende, precisamente, reírse de un género que últimamente mueve mucho dinero en el mundo editorial y que cada vez, necesita irse más hasta el extremo para poder venderse. De ahí las ratas y el romance imposible, quizá.

Y precisamente en ese mundo ahonda también Carmen Conde en su novela, un universo literario plagado de mentiras, escritores que no escriben, de editores que fuerzan hasta el imposible la máquina de hacer dinero. Y más allá de ello, los estereotipos que subyacen en el mundillo literario, fantásticamente representados en las estanterías de Dana Green, plagada de highlanders y novelas de alto voltaje con contraposición con los estantes de Lucrecia, poblados por los clásicos.

Al igual que su trama, sus personajes también resultan excesivos, esperpénticos en ocasiones, con una Lucrecia afectadísima por el Gilles de la Tourette y un pasado que no puede ser más terrible, y ése Gerad impulsivo hasta la médula, leal, capaz de dejarse subyugar por la peculiar ausencia de belleza de su partenaire. Ambos se embarcan en una trama realmente adictiva, que se cuenta a buen ritmo, como debe de ser, y se salpica de unos diálogos realmente divertidos en ocasiones, hasta un final abierto que personalmente, me ha gustado.

Así he entendido yo “La escritora” y así os lo cuento. Quizá no la recomendaría para cuando necesitamos una novela de alto voltaje, sino más bien como lectura ligera, entretenida y desenfadada, que sabe reírse de sí misma y de muchos de los cánones literarios vigentes.

15 comentarios:

  1. Desde el principio no me atrajo esta novela y aunque sé que lo habéis pasado muy bien con su lectura no me animo.
    Un beso

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  2. Pues a ver que me parece a mi que la leo en breve.
    Un beso ;)

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  3. Pues has hecho una interpretación genial Mara. Yo la he vivido más superficialmente esta vez, seguramente porque mi mente estaba llena de otras preocupaciones más cercanas. Pero eso no quita para que comparta la opinión que expresas. Bien podría ser todo eso que apuntas ¿por qué no?

    Bs.

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  4. Me suena ese tipo de trama metaliteraria y si cae en mis manos lo leeré. Gracias por tu recomendación. Besos

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  5. Pues eso, entretenida y ligera. Hay veces que no pedimos más.
    Besos.

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  6. Hola guapa!

    La tengo pendiente así que he pasado de puntillas; tengo intención de leerla el mes que viene.

    Un beso

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  7. Aver , si la leo seguro que la disfruto, pero con tantos libros esperando a ser leídos...creo que de momento la dejo pasar
    Un beso!

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  8. Jajaja, no sabes cómo me río con tus reseñas!!! Como bien dices cada uno interpreta los libros de una forma; ahí está la magia. Fíjate que a mí Lucrecia, aunque excesiva, me ha conquistado. Qué culpa tiene la pobre de padecer ese Síndrome y Gerard me ha parecido entrañable. He disfrutado mucho, en general, menos de esos animalitos...y mira que hay unos cuantos.
    Besos

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  9. No termina de llamarme esta vez, así que con tanto pendiente, prefiero dejarla pasar.
    Besotes!!!

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  10. Al fin y al cabo la novela te ha dejado reflexionando y eso ya es un punto positivo.
    La verdad es que no la conocía pero me ha llamado la atención.
    Besos!

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  11. No me termina de llamar, de todas formas no veo tu opinión demasiado entusiasta.

    Un beso ;)

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  12. No lo descarto, pero tengo mis dudas con este libro. Ya veremos más adelante. Un beso!

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  13. Yo la tengo entre mis libros pendientes de leer. Y ha avanzado unos cuantos libros al leer tu reseña.
    Saludos y me quedo por tu rinconcito!

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  14. He terminado de leer el libro en estos días de fiesta y no quería leeros hasta haberlo hecho... pues mira que algunas de las sensaciones que comentas las he tenido yo también, ese runrun de que la autora escribe una buena novela negra pero estirando mucho el chicle, forzando muchos los límites... Se nota que le gusta mucho la novela negra pero no quería escribir una más, sino reírse y hacer autocrítica del género. Y Lucrecia no me ha caído nada bien, lo siento mucho por ella :)

    ¡Besote!

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  15. Esa especie de desorientación lectora tras la lectura me ha ocurrido varias veces. Da la impresión de que a veces las lecturas nos superan, no por complejas necesariamente. Ese "ir más allá" de la propia historia es muy subjetivo a veces, dos lectores podemos verlo de formas bien distintas.

    Creo que si llego a animarme con "La escritoria" puede que sea precisamente por ese afán por romper un poco los cánones, fíjate. No me ocurre siempre, pero a veces me apetecen lecturas así.

    Un besote!

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