viernes, 28 de abril de 2017

"El Ángel", por Sandrone Dazieri.



La muerte llega a Roma a las doce menos diez minutos de la noche con un tren de alta velocidad procedente de Milán. Del coche de lujo extrañamente no sale nadie. Todos los pasajeros están muertos.

La subcomisaria Colomba Caselli, que acaba de reincorporarse al servicio tras su último y escalofriante caso, es quien se encarga de evaluar la masacre. Aunque todo apunta a un ataque de terrorismo y el ISIS reivindica la autoría a través de un vídeo, Colomba prefiere pedir consejo a la única persona capaz de ver lo que nadie más ve: su excolaborador Dante Torre, al que no dirige la palabra desde hace meses. Este deberá juntar los indicios uno a uno hasta llegar al Ángel.



Aún me dura la resaca literaria de “El Ángel”. A pesar de haberla dejado reposar un par de días, con la firme intención de escribir sobre ella en frío, las buenas sensaciones no sólo permanecen sino que se intensifican. Mucha culpa la tiene ése final que te asesta un golpe tan brutal que me obligó a volver a leerlo un par de veces, pasadas las horas, para poder digerirlo. Pero no sólo de giros imprevisibles vive el lector.

Y es que “El Ángel” es mucho más que un thriller trepidante, porque de estos los hay a patadas y pocos, muy pocos, son tan buenos como esta y la anterior novela de Dazieri. El italiano se erige como un narrador descomunal, que maneja los tiempos a la perfección, como si se tratara, permitidme el símil pero no se me ocurre otro más gráfico, de un piloto de Fórmula Uno. Apurando la frenada y dejándose llevar, cuando hace falta, por la inercia de unos giros imposibles, poniendo al frente a dos personajes a los que, me temo, me faltan palabras para definir.

Dante y Colomba son el alma de esta novela, como ya ocurría con su predecesora. Él, un héroe extremadamente frágil e inteligente, claustrofóbico, adicto a las pastillas y al café, atormentado por los demonios de un pasado de torturas y encierro. En contraposición una Colomba fuertísima, temida y respetada a partes iguales dentro del cuerpo de policía. Testadura, obcecada y golpeada aún por los ecos de El Desastre. Ambos se complementan y se compenetran, generando una química palpable y muy intensa. Juntos se mueven por una trama que arranca coqueteando con la actualidad, con un atentado presumiblemente perpetrado por el ISIS, pero que pronto nos llevará mucho más atrás, hasta la Guerra Fría y las cárceles del antiguo régimen soviético.

En ocasiones, la trama se complica tanto que se desborda y se acusa alguna pequeña bajada de ritmo, especialmente en la parte que se desarrolla en Alemania, con la introducción de un par de personajes que rompen la dinámica Dante – Colomba. Pero aún así, Dazieri remonta con maestría y la novela retoma un ritmo aún más acusado que se mantiene hasta las últimas líneas.

Una trama llena de persecuciones, giros, deducciones y engaños que desemboca en un final que no le voy a perdonar a Dazieri mientras viva (y eso que algo me vi venir), y que nos deja, como ya hizo con su anterior novela, con la miel en los labios esperando la siguiente entrega.

Leedla. Y si no habéis leído la anterior, leedla primero. Que os va a gustar, os lo prometo. 

martes, 25 de abril de 2017

"Te echo de menos", por Harlan Coben.

Es un perfil como todos los demás en el sitio web de citas. Pero cuando Kat Donovan, policía de Nueva York, ve la fotografía que lo acompaña, siente que todo su mundo explota y las emociones que ha mantenido enterradas durante décadas se le vienen encima como una cascada. El que le mira desde la pantalla es su exnovio Jeff, el hombre que le rompió el corazón hace dieciocho años.

En su interior salta una chispa, y se pregunta si podría ser el momento en que se desvanezcan las tragedias del pasado y se abra ante ella un nuevo mundo. Pero al intentar ponerse en contacto con el hombre del perfil, sus renacidas esperanzas se convierten al instante en sospechas y luego en terror, cuando se hace evidente una horrible conspiración en la que unos monstruos se ceban con los más vulnerables.

De pronto, Kat se ve inmersa en una investigación que pone en jaque todo lo que ha sentido por las personas que ha querido alguna vez: su exnovio, su madre e incluso su padre, cuyo trágico asesinato mucho tiempo atrás nunca quedó resuelto. Hay vidas en peligro, incluida la suya, y Kat tendrá que sumergirse cada vez más en una oscuridad nunca conocida, y averiguar si tiene la fuerza necesaria para sobrevivir a lo que encontrará.

"I ain't missing you, I can lie to myself".

Los que habéis leído a Harlan Coben sabéis perfectamente lo que vais a encontrar cuando os lleváis a casa otra de sus novelas, ¿verdad? Sabéis que os esperan unos días pegados literalmente a las páginas de un libro. Sabéis que, a pesar de no ser precisamente ligerito de llevar, vais a cargar con él a todas partes “por si acaso”. Sabéis que vais a dormir menos y que os vais a encariñar con personajes que sufren y lo pasan mal. Y todo eso os gusta.

Coben sabe lo que quieren sus lectores, y se lo da, tal cual. Una buena dosis de acción, una trama intrincada, unos personajes solventes, secretos del pasado y un poquito de romance, bien medido y sin exceso de azúcar. Un cóctel que podría volverse repetitivo sino naciera de la inagotable imaginación de un autor que ha ganado todo  que se pueden ganar escribiendo novela negra. Y es que a pesar de que la fórmula se repite, las tramas de Coben resultan tan complejas y bien armadas que no se pierde nunca el efecto sorpresa.

Su estilo permanece: un ritmo ágil que se mantiene constante a lo largo de toda la novela, sin bajones, gracias sobre todo a la estructura de capítulos breves que acaban, casi todos ellos, con un pequeño giro que te obliga a seguir leyendo “solo uno más”. Sus personajes, como siempre, bien perfilados, con una protagonista ejerciendo de chica dura y un poquito atormentada (yo me la imaginaba con la carita de la magnífica Tatiana Maslany) y unos malos al uso. Vale, un poquito estereotipados, pero funciona a las mil maravillas. Es que es Coben, y esto lo hace muy bien.

Para esta ocasión, elige una trama que, además de los misterios habituales, indaga un poquito en la dinámica de las redes sociales, las páginas de citas, las mentiras que se esconden detrás de cada perfil virtual. Un tema que no puede estar más de actualidad y que nos conduce por una trama que os aseguro que os va a provocar escalofríos.

Los que habéis leído a Coben seguro que no necesitáis que os cuente más. Si habéis disfrutado de las novelas anteriores del autor, volveréis a hacerlo con esta. Los que aún no le conocéis, podéis empezar por esta o por cualquier otra. Personalmente, y a pesar de que me gustan muchísimo las novelas de la saga protagoniza por el detective Bolitar, prefiero  las que no pertenecen a ella. Me parecen mejor armadas y un poquito más serias, sin perder ése puntito ácido que a veces imprime el autor en sus diálogos y que ya es marca de la casa. En cualquier caso, “Te echo de menos” es una novela entretenidísima, que se lee muy rápido a pesar de su extensión  y que gustará seguro a los que disfrutáis con el género negro.

miércoles, 19 de abril de 2017

"El Proyecto Esposa", por Graeme Simsion.

«Me llamo Don Tillman, tengo treinta y nueve años y soy profesor adjunto de Genética en la Universidad de Melbourne. Mi trabajo está bien remunerado, me alimento de forma equilibrada y regular, y mi condición física es óptima. En el reino animal, no tendría ninguna dificultad para aparearme, pero en el humano, nunca he logrado tener una segunda cita con la misma mujer. Los motivos de mi fracaso no termino de entenderlos, y como las estadísticas muestran que los hombres casados son, en promedio, más felices y viven más tiempo, he decidido poner en marcha un programa vital para mí, el Proyecto Esposa. A tal fin, he creado un algoritmo perfecto que me permitirá excluir las candidatas inadecuadas: las fumadoras, las impuntuales, las desorganizadas, las que dedican demasiado tiempo a su aspecto exterior... en suma, todas aquellas que no respondan a los estrictos criterios que se exponen en el cuestionario de dieciséis páginas que he elaborado. Este libro es el informe científico aunque me han explicado que hay que denominarlo novela acerca del resultado de mi proyecto. Quien lo lea descubrirá que la candidata menos apropiada se llama Rosie; y también encontrará la respuesta a una pregunta fundamental: ¿puede el amor cambiar la vida de una persona, incluso de un individuo como yo?»

Ya sé lo que me vais a decir. Que los libros de humor no son lo vuestro. Tampoco son mi fuerte, la verdad. Pero tengo que decir que lo he pasado genial con “El Proyecto Esposa” y que, a pesar de que no soy muy dada a la carcajada cuando estoy leyendo, no he dejado de sonreír mientras lo tenía entre manos. E incluso en alguna ocasión, se me ha escapado una risa espontánea de ésas que dejan a los que están a tu alrededor mirándote como si fueras un bicho de siete patas.

Como podéis intuir por la sinopsis, el alma de este Proyecto Esposa es su protagonista, Don Tillman, un profesor adjunto de genética que sufre de Síndrome de Asperger aunque él no acaba de ser consciente de ello. Y con él, aprendemos a ver el mundo desde el prisma de esta particular forma de autismo: las dificultades en las interacciones sociales, la rigidez en los comportamientos y rutinas, y la imposibilidad para empatizar con otros e interpretar sus sentimientos.  Así, el comportamiento de Don recuerda mucho al del emblemático Sheldon Cooper, protagonista de The Big Bang Theory y quizá el Asperger más conocido del panorama televisivo.

El autor australiano que firma la novela, Graeme Simsion, traza con acierto a su personaje, convirtiéndole en un ser hilarante, divertido y lleno de ternura, sin caer en la ñoñería ni en un humor simplón, valiéndose de la ironía para provocar la sonrisa al lector. También resulta agradable el personaje de Rosie, que más allá de actuar como simple pareja de baile, va a descubrirle a Don una nueva forma de ver la vida. Y es que Rosie, a pesar de ser la candidata menos apropiada del Proyecto (vegetariana, fumadora y con tendencia a la improvisación), consigue que el bueno de Don quiera entrar en su mundo.

Una lectura agradable, diferente y muy divertida, que tuvo tanto éxito en el momento de su publicación allá por 2013 que incluso Simsion tuvo que publicar una secuela (“El efecto matrimonio”)  de la que, por el momento, voy a pasar. No confío demasiado en las segundas partes y no quiero, ni mucho menos, amargarme el regusto amable que me han dejado Don, Rosie y este delirante Proyecto Esposa.

martes, 11 de abril de 2017

"La escritora", por Carmen Conde.

Lucrecia Vázquez trabaja como «negra» literaria para una gran editorial y convive como puede con el síndrome de Tourette, que le provoca multitud de tics. De inteligencia brillante y personalidad muy compleja, ha construido un mundo a su medida dentro de las cuatro paredes de su apartamento de Barcelona, del que apenas sale.

Cuando la escritora de best sellers Dana Green aparece muerta en un pueblecito del Montseny, la policía descubrirá pronto que Lucrecia iba a reunirse con ella para escribir el nuevo libro de la famosa novelista, que en el momento de su muerte estaba sumida en una profunda crisis creativa.

Dana Green ha sido asesinada de una manera espantosamente cruel. ¿Es posible que sea obra de algún perturbado? ¿O hay que buscar al culpable mucho más cerca? Convertida en sospechosa, Lucrecia tendrá que demostrar que el asesino no tiene nada que ver con ella. ¿O tal vez sí…?

Hace un par de días que terminé de leer “La escritora” y aún no he terminado de digerirla. Normalmente, cuando me siento a reseñar una novela, tengo claro qué quiero destacar de ella, qué me ha gustado más y qué menos, y a eso me limito. Pero en este caso, tengo la duda de si he entendido como debía el propósito y el tono de esta historia. Intentaré recoger aquí mis sensaciones, lo que a mí me ha transmitido, aunque si estás leyendo esto, debes saber que te arriesgas a que yo no haya entendido absolutamente nada y mi percepción sea errada de principio a fin.

Y es que en este caso en particular, siento que la forma en que el lector decida leer la novela será clave en su disfrute. Quizá al inicio yo esperaba una novela negra al uso, y aunque comparte con ella los ingredientes propios del género, a “La escritora” le falta querer ser eso mismo. Los crímenes que ocurren, el romance que se va gestando, incluso sus personajes, resultan tan excesivos que es difícil tomárselos en serio. Y ahí es donde te das cuenta de que todo es una enorme ironía, de que esta novela negra pretende, precisamente, reírse de un género que últimamente mueve mucho dinero en el mundo editorial y que cada vez, necesita irse más hasta el extremo para poder venderse. De ahí las ratas y el romance imposible, quizá.

Y precisamente en ese mundo ahonda también Carmen Conde en su novela, un universo literario plagado de mentiras, escritores que no escriben, de editores que fuerzan hasta el imposible la máquina de hacer dinero. Y más allá de ello, los estereotipos que subyacen en el mundillo literario, fantásticamente representados en las estanterías de Dana Green, plagada de highlanders y novelas de alto voltaje con contraposición con los estantes de Lucrecia, poblados por los clásicos.

Al igual que su trama, sus personajes también resultan excesivos, esperpénticos en ocasiones, con una Lucrecia afectadísima por el Gilles de la Tourette y un pasado que no puede ser más terrible, y ése Gerad impulsivo hasta la médula, leal, capaz de dejarse subyugar por la peculiar ausencia de belleza de su partenaire. Ambos se embarcan en una trama realmente adictiva, que se cuenta a buen ritmo, como debe de ser, y se salpica de unos diálogos realmente divertidos en ocasiones, hasta un final abierto que personalmente, me ha gustado.

Así he entendido yo “La escritora” y así os lo cuento. Quizá no la recomendaría para cuando necesitamos una novela de alto voltaje, sino más bien como lectura ligera, entretenida y desenfadada, que sabe reírse de sí misma y de muchos de los cánones literarios vigentes.

viernes, 7 de abril de 2017

"Ojos de agua", por Domingo Villar.

Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a l playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes, saxofones colgados en las paredes y el libro –ya un clásico- de un gran filósofo del siglo XX sobre la mesilla de noche.

Leo Caldas, el solitario inspector de policía que compagina su trabajo en la comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz .Rafael Estévez, un aragonés para quien las cosas “simplemente son o no son”, es su nuevo ayudante. Demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, en la que todo se insinúa pero nada realmente se dice, y para el melancólico Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos de los demás, mientras intenta sobrevivir a los suyos.

Galicia, tierra de bruma y salitre, es aquí escenario de un crimen atroz. Y Leo Caldas, hombre pacífico, es el inspector a cargo del caso. Un investigador al que ha sido un placer conocer, y al que me encantará seguir la pista en las dos novelas siguientes que ya ha publicado la editorial Siruela.
Armada en capítulos breves, cada uno de ellos se abre con la definición de una palabra sacada del diccionario. Una palabra que está relacionada, de un modo u otro, en alguna de sus acepciones, con lo que va a ocurrir. Me ha gustado esta forma de abrir los capítulos, y ha sido divertido tratar de adivinar cómo se vincula con la trama.

Los personajes han sido, para mí, el punto fuerte de la novela. Y es que el tándem Caldas – Estévez me lo ha hecho pasar en grande. Y eso a pesar de que cae en el estereotipo, el gallego introvertido y ambiguo, sobrio, de carácter pausado, pelín cínico; y a su lado el aragonés excesivo, brusco, duro de puños y de mollera. Una contraposición que se deja llevar por los clichés pero que pone una nota de humor a la historia que he disfrutado mucho.

Ambos, Caldas y Estévez, bucean por una trama bien armada, que quizá no resulta tan complicada como otras del mismo género, pero que mantiene la intriga y se solventa con acierto, que no es poco. Domingo Villar nos ahorra las escenas de acción y casi los giros propios de la novela negra para regalarnos una narración pausada, regada de vino, silencios y ambigüedades. Y se esmera en ambientar su novela, dibujando una Galicia bella, misteriosa y pacífica, que suena a jazz.

Llevaba mucho tiempo deseando saldar esta cuenta pendiente y conocer por fin al inspector Caldas, que llevaba años aguardando en la estantería de casa. Así que he cumplido un poquito con mi propósito de rescatar libros antiguos pero ahora, obviamente, tendré que hacerme con las dos novelas siguientes. Esto es un no parar. ;)

miércoles, 5 de abril de 2017

"Violet & Finch", por Jennifer Niven.




Violet está rota. Finch está roto. ¿Pueden dos mitades rotas reconstruirse?
Esta es la historia de una chica que aprende a vivir de un chico que pretende morir; de dos jóvenes que se encuentran y dejan de contar los días para empezar a vivirlos.



Que no os engañe esa sinopsis que bien podría haber escrito una niña de once años después de un par de horas viendo series de Disney Channel. Leí “Violet & Finch” a lo largo de cuatro noches larguísimas, de ésas de que uno ha de estar en vela forzada. Necesitaba una lectura que me acompañara sin exigirme demasiado, que me dejase un poso de bienestar. Y me equivoqué por completo en la elección. Porque me dejó tocada durante un par de días sin que lo hubiera visto venir.

“Conozco lo suficientemente bien la vida como para saber que no puedes contar con que las cosas permanezcan intactas e inmóviles, por mucho que te gustaría que así fuera. No puedes evitar que la gente muera. No puedes evitar que se marche. Ni siquiera uno mismo puede evitar marcharse.”

De “Violet & Finch” esperaba una historia de amor ligerita, adolescente, amable, entre un freak y una animadora. Y al principio sí que hay algo de eso, pero después, la historia de Violet y Finch se atreve también con conceptos como la enfermedad mental, el acoso escolar, el dolor de los que se quedan tras una pérdida, el maltrato infantil.  Y lleva este atrevimiento hasta un extremo inesperado, al menos para mí, y me imagino que mucho más para los lectores habituales de un género que, en general, suele edulcorar mucho más sus argumentos.

Narrada a dos voces, las de Violet y Finch,  la autora logra imprimir carácter propio a ambos personajes, aunque ahonda más en la compleja mente de Finch, lo que ha hecho que esa parte sea, inevitablemente, más interesante para mí. Me ha gustado como Jennifer Niven se adentra en distintos conceptos a través de él, valiéndose muchas veces de referencias literarias y citando, a menudo, a autores como Cesare Pavese o Virginia Woolf, cuya elección no es ni mucho menos casual.

“Violet & Finch” (“All the Bright Places” en la versión original, un título para mi gusto mucho más bonito) me ha parecido una novela juvenil entretenida y, sobre todo, arriesgada, que se adentra en algunos terrenos que el género no suele frecuentar, y narrada por dos personajes a los que me ha gustado conocer.